sábado, 19 de marzo de 2016

2.1 Roxana the Demon Cat


Caminaba confundida, arrastraba una gran maleta, sus cabellos rojos se revolvían por el viento, la mayoría la veía pasar. Parecía pasear por la inmensa ciudad con los pies desnudos, pero realmente, estaba perdida. Después de cumplir los 20 años de edad, esta joven decidió cambiar su panorama, mudarse de ciudad. Para su suerte no conocía nada de su nuevo paradero, no tenía un hogar, ni amigos o familiares que la apoyaran en esta situación, solo camino, ignorando que había gente a su alrededor.

Cuando sus pies empezaron a doler, decidió parar, cerca había un restaurant, pequeño y con muy poca gente, entro, pero antes se quedó parada en la puerta contemplando el lugar, las paredes eran naranjas con cuadros bastante extravagantes, algunos clientes la observaron por un momento, pues su aspecto no era el mejor de todos, llevaba puesto un vestido blanco manchado con gotitas rojas, iba descalza y su cabello estaba echo un nido, solo sonrió, y se sentó en una mesa. No poseía mucho dinero, solo pidió agua y un pequeño aperitivo, la mecerá la veía un poco disgustada, pues notaba que su presencia incomodaba a las pocos clientes. Pero a lo lejos un chico de cabello negro y ojos rojos también la miraba, fascinado por su sonrisa y sus ojos. Solo espero a que ella terminara de comer para acercarse. Se sentó junto a ella, y le regalo su mejor sonrisa.

- Hola

- Hola –algo tímida-

- No eres de por aquí ¿cierto?

- Niega con la cabeza-

- Lo sabía, ¿qué hace una chica como tú por aquí?

- Yo, solo quiero mudarme, pero, aun no consigo hogar

- Espera, ¿Cómo? Te has venido aquí sin tener hogar ¿pues que estabas pensando?

- Yo…-mira a otro lado- Solo quería salir de ahí –con voz queda-

- ¿Um?

- Son cosas personales

- Bien, sé que no puedes andar diciéndole lo que pasa un desconocido jeje, y más si es algo personal

- Si, bueno, mi nombre es Izaro the Cat

- Izaro, tienes un nombre muy bonito

- Se sonroja levemente- Gracias

- Yo me llamo Adriel, y es un gusto conocerte Izaro *Sonríe*


- El gusto es mutuo

- Casi anochece, y me parece que no tienes donde quedarte…

- Sí, creo que tendré que quedarme en la calle, no tengo dinero para quedarme en un motel…

- ¿Qué tal si te quedas en mi casa?

- ¡¿Eh?!

- No haré nada malo jajaja, vivo con mi hermano Dante, no es mal chico, ni yo lo soy, además, no puedo dejar a una chica tan bonita como tu durmiendo en el frió

- Yo… ¿Seguro?

- Si

- Bueno, está bien, solo que si intentas algo raro… te golpeare –lo mira divertida-

- Jaja, te prometo que no pasara nada

-…Gracias –sonríe-

- Je

Los dos dejaron la mesa, y salieron del restaurant, caminaron juntos hasta llegar a uno apartamentos, ahí los recibió el hermano de Adriel, intentaron hacer sentir en casa a Izaro, se notaba que algo no iba bien con ella, probablemente pasaba por algo difícil.

Los mese pasaron, Adriel ayudo a Izaro en todo lo que pudo, se volvieron grandes amigos, aunque deseaban otra cosa, pero ninguno de los dos se atrevía a decirlo. Desde el primer día él había quedado cautivado por su sonrisa. Amaba su forma de hablar, su manera torpe de caminar, su largo cabello rojizo, y sus ojos de color vivo, simplemente lo volvía loco. Mientras ella, llego a la ciudad con el corazón roto, imaginándose que no volvería a enamorarse, que no volvería a confiar en nadie…que todos iban a pasar de ella, como lo hacían antes.

Pero ¿Por qué? Por qué no podían decir lo que sentía cada uno, era algo complicadamente simple, tenían secretos, secretos que no podían revelar, pero al momento de comprometerse, era sumamente necesario que lo dijeran, pues así uno comprendería mejor al otro. Pero entonces paso, el secreto más importante de todos fue revelado, era una noche tranquila, fría con un viento impresionante, pocas personas saldrían con un clima así, pero también era el mejor momento para salir a comer, así pocos se darían cuenta de la presencia de un ser que se alimenta de las almas.

Izaro se encontraba en cama, había pasado un día bastante pesado, Adriel y su hermano no se encontraba en casa, se presenciaba perfectamente los sonidos de la ciudad, y de repente aquel ambiente perfecto, se convirtió en lo que menso quería en ese momento, Dante llego azotando la puerta, sobresaltado buscaba algo, cerraba y abría cajones bruscamente, Izaro estaba algo asustado, decidió no pararse de la cama hasta que este se hubiera calmado, pero nunca lo hizo, salió de la casa tan rápido que no cerró la puerta, ella se paró de la cama, se puso los primeros zapatos que encontró y un abrigo, salió corriendo siguiendo a Dante. Llego a lo que parecía un bosque, perdió de vista al chico, observaba a su alrededor, escucho unos ruidos detrás de ella, su corazón empezó a latir muy rápido, hasta que volteo. Se encontraba enfrente de un chico con aspecto bastante extraño, podía presenciar unos cuernos sobresalir, y sus ojos eran negros y rojos a la vez, estaba manchado de lo que parecía un líquido negro espeso, no podía reconocerlo, hasta que este pronuncio su nombre

- Izaro

- ¿Adriel? – asustada-

-Sonríe y se limpia la sangre de su boca-

- ¿Qué…que te ha pasado?


- ¿Um? –Observa que está manchado de sangre- Jeje no quería que me vieras en estas condiciones, y menos como realmente soy…

- Se queda petrificada-

- Pero en este momento tengo hambre, y no hay suficiente gente por aquí como otros días… -se acerca a ella- A veces me pregunto a que sabrá tu alma


-Taclea a Adriel- ¡Izaro corre!

No reacciono la primera vez, solo miraba como los hermanos forcejeaban entre sí, Adriel intentaba liberarse, y Dante hacia lo posible para que este se quedara quieto-¿Su verdadera forma?- Rezumbo en la cabeza de la chica, estaba enamorada de un demonio, todo este tiempo…Corrió hasta casa. En ese momento no sabía que hacer…

Al día siguiente despertó sola en casa.

Una semana después volvió a ver a los chicos, Adriel tenía su aspecto normal, pero ese día sería el último que lo vería, pues Adriel al perder el control lo tacharon como no apto para seguir viviendo en el mundo de los mortales, tenía que regresar a la tierra de su origen, Inferno.

- ¿Adriel? 

- Aquella noche fue lo primero que preguntaste… Si soy yo –sonríe melancólicamente-

- ¿Te iras?

- Así es Iz

- No –lo abraza- por favor, no

- No es decisión mía, mis superiores me ordenaron eso, no puedo ir contra sus órdenes, me iría peor

- Adriel, yo…no te vayas

-La toma de las manos- Créeme que no quiero hacerlo –Besa su mano- Izaro, te amo

- Y yo a ti

Al principio parecía dudarlo, pero poco a poco se fue acercando a su boca, Adriel solo espero el momento, los dos juntaron sus labios, su primer beso, probablemente también el ultimo, poco a poco el beso empezó a ser más intenso, no querían separarse, solo, no querían.

- No quiero dejarte…

- Iz

-…. ¡Puedes llevarme al infierno si es necesario! –Aprieta los puños- No quiero dejarte Adriel, quiero tomar tu mano, estar a tu lado…yo…

-La abraza- Yo tampoco quiero dejarte

- Lo abraza más fuerte-

- Hay un modo que vengas conmigo, pero ¿quieres intentarlo? ¿Realmente prefieres dejar este mundo y seguirme?

- Si, ¡haré lo que sea!

- Si quieres venir conmigo, debes de hacer un trato con un demonio, al hacerlo, si tu demonio tiene que regresar, el que hizo el contrato tendrá que irse con él si es que no se comió su alma primero


- ¿Y cómo lo hago?

- Jajajaja, pues acabas de hacer lo

- ¿Eh?

- Al besar a un demonio, estás haciendo un trato con él, ahora mi señora, ¿Qué es lo que se le ofrece?

- Que nunca te alejes de mi lado

- Sus deseos son órdenes 

- Ríe un poco-

- Así que, Izaro también se va a Inferno

- Si

- Vendrás a visitarnos ¿hermano?

- Si claro, buena suerte, ojala y los demás demonios no sean tan duros contigo Iz

- Nadie le pondrá un dedo encima a mi Izaro


- Se sonroja-

- Entonces, ¿se casaran en el infierno? Jajaja

- Mal chiste, pero es hora de irnos, Dante, nos harías los honores


- Ah si

Dante dibujo una estrella bajo ellos, esta se prendió en fuego, y llevo a los dos enamorados a Inferno.

Fue bastante complicado adaptarse, era la única mortal que tocaba Inferno después de siglos. Después de unos años, la pareja tuvo a una pequeña, una híbrida, la cual llamaron Roxana the Demon Cat. La criaron con todo su amor, con todo lo que un padre puede ofrecerle a un hijo.