domingo, 19 de noviembre de 2017

3.2 Darkness the Goat



Pasado un año, los sueños empezaron a empeorar, ahora escuchaba voces. La sangre corría por todos lados y ella está parada ahí, en la oscuridad mientras el cuervo se retuerce y al final, explotaba, manchándola de sus entrañas.

Esta vez ya no llevo pan. No iba con la intención de alimentarlo, sino de buscarlo dentro de las hierbas. A pesar de las ramas y espinas, sus piernas no habían sido atravesadas por estas. No camino tanto, pues la vegetación no es lo que domina el lugar. Al centro hay hierba seca y basura. Escucha al ave. Voltea a todos lados, hasta verlo posar en una rama seca de un árbol, parece inquieto.

Se quedan en silencio, el viento mueve las pocas hojas de los árboles, mientras se miran entre sí. A Dinorah le empieza a dar un fuerte dolor en el estómago, y el cuervo empieza a retorcerse, justo como en su sueño.

Queda algo manchada de sangre del animal. La chica esta petrificada, asustada, pues frente a ella, hay una mujer alta, de cabello negro, muy hermosa, posee dientes afilados, y sus ojos son negros con la pupila roja. Sobresalen de ella unos enormes cuernos negros.

—Tarde o temprano verías mi verdadero ser— Dice la mujer.

Dinorah no sabe que decir. Traga saliva, está nerviosa, asustada, no puede moverse.

—No te haré daño, si quisiera te habría matado hace tiempo. Quiero agradecerte, te propondré un trato.

Toma aire mientras intenta tranquilizarse.

—¿Qué trato? —Dice nerviosa.

—E visto que eres muy infeliz, yo puedo hacer que eso cambie.

 —¿Cómo?

 —No hagas más preguntas, primero acepta, y luego te daré explicaciones.

 —No estoy segura.

— Esta bien, no te voy a obligar…por ahora. Pero tarde o temprano te darás cuenta que me necesitas, te seguiré esperando, cariño.

La mujer se acerca a Dinorah para acariciar su mejilla y sonreír de manera victoriosa. Nuevamente desaparece, y en su lugar, un cuervo posa nuevamente en una rama.



Su apetito se desvaneció rápidamente. Se sentía débil. Su tía estaba muy ocupada para darle importancia. Las clases empezaban a ser pesadas. Todo prácticamente empezaba a ser pesado.

Hasta que un día cayó. Se desvaneció.

—Te dije que me necesitarías.

La voz rezumbaba en su cabeza.

—Antes de que tu alma vaya al limbo, acepta mi trato —extiende su mano —Te ayudare a salir de esta.

Inconscientemente tomo la mano de la mujer que le sonríe maliciosamente.

—Nuestro trato esta forjado, ve al parque esta noche.



Dinorah despierta de golpe, en sus oídos únicamente se escucha un zumbido, su tía empieza a llorar, y los paramédicos susurran cosas. Poco a poco la sirena de la ambulancia retumba en sus oídos.

Como sea se escapó. Sus pies se sentían ligeros. Y en el parque, de adentró en la hierbas, y lo que vio, no fue lo que esperaba, un bulto negro, con grandes cuernos y largas garras sometía un perro, este estaba desmembrado, y esa cosa se lo comía con gran desesperación.

Dejo esperando a la chica, hasta comerse cada pedazo de carne del animal, la volteo a ver.

—¿E que consiste tu trato?

La criatura negra se ríe macabramente.

—¿Te he sorprendido?

— Algo...¿qué eres exactamente?

— Soy una de las muchas hijas de Lilith. Y tú, te has hecho de mi propiedad.

— Espero no arrepentirme.

Ríe nuevamente. —Claro que lo harás cariño —Vuelve a tomar forma de aquella hermosa mujer. —Deberías estar eternamente agradecida conmigo, después de todo, te regrese de la muerte.

—Pero yo no te lo pedí.

—Yo tampoco te pedí el pan, y de todas formas me lo trajiste.

Se quedan en silencio.

—Tendrás que quedarte conmigo hasta el fin de tus días. Viviré dentro de tu cabeza, y me alimentaras con las almas de tus víctimas.

 —¿Mis víctimas? Estas diciendo que…

—Sí cariño, sí. Mataras por mí…No, no, mataras para las dos. Pues si no lo haces morirás, y te desvanecerás nuevamente, aunque esta vez tu alma no podrá descansar.

— ¿Qué quieres decir?

— No soy clara ¿o qué? De eso se trata básicamente el trato, yo te dejo vivir pero a cambio tienes que recolectar alma para alimentarme…alimentarnos.

— ¿Qué pasa si me niego?

— No puedes, el trato esta hecho…pero bien, podría darte la opción de ser devorada por mí.

— Está bien, está bien.

La mujer sonríe, sus dientes son largos y afilados. – Que emoción, pero antes, toma esto.— Sus brazos empiezan a deshacerse, como si le hubieran echado ácido. Únicamente quedan sus huesos, se toma del húmero y lo arranca, hasta materializar lo como una guadaña. – Se te hará más fácil matar con esto— Se la da.

— Supongo que, gracias…

—Antes de concluir todo, gracias a mi presencia te crecerán los cuernos, y como advertencia, no intentes entrar a una iglesia o portar algo religioso, que no solo yo sufriré. 

Nuevamente Dinorah sintió un zumbido en sus oídos, la cabeza le iba a explotar por el dolor. Se desmayó.

Despertó en su habitación. La casa estaba silenciosa, recordaba muy poco lo que había pasado anoche. Se levantó muy rápido de la cama, lo que causo que sus rodillas se doblaran, estaba débil. Se observó en el espejo, en su ojo derecho tenía una marca, trato de limpiarse, pero no se quitaba.

A lado de su tocador tenía un papel, donde decía en letra cursiva.

“Qui natus est in tenebris, erit in nomine Darkness”

-Quien ha nacido en la oscuridad, posera el nombre de Darkness.




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3.1 Darkness the Goat



“Con el tiempo aprendí a vestir de negro. Después de todo era el color que me perseguía.”


Nació un día tranquilo, no había viento y los arboles no bailaban. El cielo tenía un color anaranjado tenue sin nubes. Su madre la sostuvo con delicadeza, mientras brotaban lágrimas espesas de sus ojos, y recorrían rápidamente por sus mejillas.

— Mi pequeña— dice sollozando-creí que nunca te conocería.

Sus padres habían decidido ponerle Dinorah, pues trajo luz a sus vidas. O eso se suponía.


A los dos meses de nacida su padre murió a causa de una fuerte fiebre. Su madre fue diagnosticada con depresión tiempo después, intento suicidarse 3 veces antes de que su hija cumpliera los dos años.

Dinorah se había quedado huérfana después de cumplir los tres años. Su tía la acepto en casa, ahí vivió gran parte de su vida. Entro al colegio, y dada a su escaza habilidad social nunca formo amigos.

Cuando entro a la secundaria fue objeto de burla, la llamaban fantasma y cosas más hirientes por su aspecto. Su piel era pálida, y fría. Había niños que aseguraban haberla visto flotando, comiéndose un cadáver de pájaro, e incluso que no respirar por largos ratos. Sin duda, era un bicho raro.

Un día discutió con su primo en los pasillos de la escuela, fue un espectáculo pues mucho de los que nunca la habían escuchado hablar se reunieron en un círculo.

Esa misma tarde regresando de la escuela, se percató que solamente estaba su tía y su prima más pequeña, le causo intriga no ver a su primo. Desde siempre regresaban separados a casa, el en su bicicleta y ella caminando, por lo tanto su primo llegaba antes. A los pocos minutos llamaron a la casa, su tía contesto, y en un par de segundos su cara cambio por completo, reflejaba angustia, impotencia, tristeza. Sin mencionar más que “Cuida a la niña”, salió corriendo.

Tres días después, asistió al funeral de su primo. Lo habían atropellado y llevado en un estado muy crítico al hospital, no resistió.

En la escuela corrieron el rumor que ella lo había matado, que lo había lanzado al pavimento donde pasaban los autos. Otros decían que lo había maldecido dándole mala suerte toda la vida. Dado a esto, las personas dejaron de molestarla, simplemente la ignoraban. Ella no existía, porque si la veías a los ojos, ibas a tener el mismo destino que aquel muchacho.



Un fin de semana simplemente salió de la casa. Su tía había ido por las compras y se llevó a prima. Fueron dos largos años para que se recuperaran. Caminando sin rumbo fijo llego a un parque, su aspecto era tan tétrico, estaba todo desolado, los juegos oxidados y la vegetación marchita. Por una extraña razón se sintió atraída por el lugar. Cruzo una cerca que estaba a punto de caerse, por desgracia se rasguño un poco las piernas, un hilito de sangre recorrió su pantorrilla, pero le dio igual.

Se acercó a los columpios, se sentó un rato a observar desde otra perspectiva el lugar. Quedo pensativa, hasta que en el fondo, donde los arbustos marchitos y los arboles casi secos se juntaban, donde no había nada de luz, un cuervo salió disparado. Dio un brinco por la sorpresa, le pareció un animal hermoso, simplemente lo observo desparecer en el horizonte. Y entonces pensó, “Este lugar será mi favorito”.

Fue entonces que todos los fines de semana salía hasta ese lugar. Se llevaba sus libros, a veces algo para almorzar, y de vez en cuando pan por si volvía a ver al cuervo. Y fue así, el cuervo salió disparado de la oscuridad, pero en vez de volar al horizonte, se quedó parado al borde la resbaladilla oxidada.

—Es bueno verte— Saca de su mochila un trocito de pan —Te traje esto.

El cuervo la vio dudoso.

—Vamos, no tiene nada, confía en mí.

Solo se quedó ahí el ave, mirándola fijamente mientras ladeaba un poco la cabeza.

Ya que el animal no tomaba el pedazo del pan, lo lanzo no tan fuerte para que quedara más cerca de él. El cuervo grito, pero no en señal de rechazo, ella lo sintió como agradecimiento. El ave tomo el pan, y se fue volando para incorporarse en la oscuridad de las hierbas.

No pudo dormir toda la noche. Tenía la sensación de que la observaban, cada que cerraba los ojos veía un cuervo, y de repente unos dientes afilados.

Al día siguiente volvió al parque, llevo más pan, quería volver a ver al cuervo. Paso el tiempo, pero este no salió. Suspiro hasta que desistió, al momento de irse escucho el aletear del ave.

Ir al parque se volvió rutina, y tener malos sueños también.
                                                                             


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sábado, 19 de marzo de 2016

2.1 Roxana the Demon Cat


Caminaba confundida, arrastraba una gran maleta, sus cabellos rojos se revolvían por el viento, la mayoría la veía pasar. Parecía pasear por la inmensa ciudad con los pies desnudos, pero realmente, estaba perdida. Después de cumplir los 20 años de edad, esta joven decidió cambiar su panorama, mudarse de ciudad. Para su suerte no conocía nada de su nuevo paradero, no tenía un hogar, ni amigos o familiares que la apoyaran en esta situación, solo camino, ignorando que había gente a su alrededor.

Cuando sus pies empezaron a doler, decidió parar, cerca había un restaurant, pequeño y con muy poca gente, entro, pero antes se quedó parada en la puerta contemplando el lugar, las paredes eran naranjas con cuadros bastante extravagantes, algunos clientes la observaron por un momento, pues su aspecto no era el mejor de todos, llevaba puesto un vestido blanco manchado con gotitas rojas, iba descalza y su cabello estaba echo un nido, solo sonrió, y se sentó en una mesa. No poseía mucho dinero, solo pidió agua y un pequeño aperitivo, la mecerá la veía un poco disgustada, pues notaba que su presencia incomodaba a las pocos clientes. Pero a lo lejos un chico de cabello negro y ojos rojos también la miraba, fascinado por su sonrisa y sus ojos. Solo espero a que ella terminara de comer para acercarse. Se sentó junto a ella, y le regalo su mejor sonrisa.

- Hola

- Hola –algo tímida-

- No eres de por aquí ¿cierto?

- Niega con la cabeza-

- Lo sabía, ¿qué hace una chica como tú por aquí?

- Yo, solo quiero mudarme, pero, aun no consigo hogar

- Espera, ¿Cómo? Te has venido aquí sin tener hogar ¿pues que estabas pensando?

- Yo…-mira a otro lado- Solo quería salir de ahí –con voz queda-

- ¿Um?

- Son cosas personales

- Bien, sé que no puedes andar diciéndole lo que pasa un desconocido jeje, y más si es algo personal

- Si, bueno, mi nombre es Izaro the Cat

- Izaro, tienes un nombre muy bonito

- Se sonroja levemente- Gracias

- Yo me llamo Adriel, y es un gusto conocerte Izaro *Sonríe*


- El gusto es mutuo

- Casi anochece, y me parece que no tienes donde quedarte…

- Sí, creo que tendré que quedarme en la calle, no tengo dinero para quedarme en un motel…

- ¿Qué tal si te quedas en mi casa?

- ¡¿Eh?!

- No haré nada malo jajaja, vivo con mi hermano Dante, no es mal chico, ni yo lo soy, además, no puedo dejar a una chica tan bonita como tu durmiendo en el frió

- Yo… ¿Seguro?

- Si

- Bueno, está bien, solo que si intentas algo raro… te golpeare –lo mira divertida-

- Jaja, te prometo que no pasara nada

-…Gracias –sonríe-

- Je

Los dos dejaron la mesa, y salieron del restaurant, caminaron juntos hasta llegar a uno apartamentos, ahí los recibió el hermano de Adriel, intentaron hacer sentir en casa a Izaro, se notaba que algo no iba bien con ella, probablemente pasaba por algo difícil.

Los mese pasaron, Adriel ayudo a Izaro en todo lo que pudo, se volvieron grandes amigos, aunque deseaban otra cosa, pero ninguno de los dos se atrevía a decirlo. Desde el primer día él había quedado cautivado por su sonrisa. Amaba su forma de hablar, su manera torpe de caminar, su largo cabello rojizo, y sus ojos de color vivo, simplemente lo volvía loco. Mientras ella, llego a la ciudad con el corazón roto, imaginándose que no volvería a enamorarse, que no volvería a confiar en nadie…que todos iban a pasar de ella, como lo hacían antes.

Pero ¿Por qué? Por qué no podían decir lo que sentía cada uno, era algo complicadamente simple, tenían secretos, secretos que no podían revelar, pero al momento de comprometerse, era sumamente necesario que lo dijeran, pues así uno comprendería mejor al otro. Pero entonces paso, el secreto más importante de todos fue revelado, era una noche tranquila, fría con un viento impresionante, pocas personas saldrían con un clima así, pero también era el mejor momento para salir a comer, así pocos se darían cuenta de la presencia de un ser que se alimenta de las almas.

Izaro se encontraba en cama, había pasado un día bastante pesado, Adriel y su hermano no se encontraba en casa, se presenciaba perfectamente los sonidos de la ciudad, y de repente aquel ambiente perfecto, se convirtió en lo que menso quería en ese momento, Dante llego azotando la puerta, sobresaltado buscaba algo, cerraba y abría cajones bruscamente, Izaro estaba algo asustado, decidió no pararse de la cama hasta que este se hubiera calmado, pero nunca lo hizo, salió de la casa tan rápido que no cerró la puerta, ella se paró de la cama, se puso los primeros zapatos que encontró y un abrigo, salió corriendo siguiendo a Dante. Llego a lo que parecía un bosque, perdió de vista al chico, observaba a su alrededor, escucho unos ruidos detrás de ella, su corazón empezó a latir muy rápido, hasta que volteo. Se encontraba enfrente de un chico con aspecto bastante extraño, podía presenciar unos cuernos sobresalir, y sus ojos eran negros y rojos a la vez, estaba manchado de lo que parecía un líquido negro espeso, no podía reconocerlo, hasta que este pronuncio su nombre

- Izaro

- ¿Adriel? – asustada-

-Sonríe y se limpia la sangre de su boca-

- ¿Qué…que te ha pasado?


- ¿Um? –Observa que está manchado de sangre- Jeje no quería que me vieras en estas condiciones, y menos como realmente soy…

- Se queda petrificada-

- Pero en este momento tengo hambre, y no hay suficiente gente por aquí como otros días… -se acerca a ella- A veces me pregunto a que sabrá tu alma


-Taclea a Adriel- ¡Izaro corre!

No reacciono la primera vez, solo miraba como los hermanos forcejeaban entre sí, Adriel intentaba liberarse, y Dante hacia lo posible para que este se quedara quieto-¿Su verdadera forma?- Rezumbo en la cabeza de la chica, estaba enamorada de un demonio, todo este tiempo…Corrió hasta casa. En ese momento no sabía que hacer…

Al día siguiente despertó sola en casa.

Una semana después volvió a ver a los chicos, Adriel tenía su aspecto normal, pero ese día sería el último que lo vería, pues Adriel al perder el control lo tacharon como no apto para seguir viviendo en el mundo de los mortales, tenía que regresar a la tierra de su origen, Inferno.

- ¿Adriel? 

- Aquella noche fue lo primero que preguntaste… Si soy yo –sonríe melancólicamente-

- ¿Te iras?

- Así es Iz

- No –lo abraza- por favor, no

- No es decisión mía, mis superiores me ordenaron eso, no puedo ir contra sus órdenes, me iría peor

- Adriel, yo…no te vayas

-La toma de las manos- Créeme que no quiero hacerlo –Besa su mano- Izaro, te amo

- Y yo a ti

Al principio parecía dudarlo, pero poco a poco se fue acercando a su boca, Adriel solo espero el momento, los dos juntaron sus labios, su primer beso, probablemente también el ultimo, poco a poco el beso empezó a ser más intenso, no querían separarse, solo, no querían.

- No quiero dejarte…

- Iz

-…. ¡Puedes llevarme al infierno si es necesario! –Aprieta los puños- No quiero dejarte Adriel, quiero tomar tu mano, estar a tu lado…yo…

-La abraza- Yo tampoco quiero dejarte

- Lo abraza más fuerte-

- Hay un modo que vengas conmigo, pero ¿quieres intentarlo? ¿Realmente prefieres dejar este mundo y seguirme?

- Si, ¡haré lo que sea!

- Si quieres venir conmigo, debes de hacer un trato con un demonio, al hacerlo, si tu demonio tiene que regresar, el que hizo el contrato tendrá que irse con él si es que no se comió su alma primero


- ¿Y cómo lo hago?

- Jajajaja, pues acabas de hacer lo

- ¿Eh?

- Al besar a un demonio, estás haciendo un trato con él, ahora mi señora, ¿Qué es lo que se le ofrece?

- Que nunca te alejes de mi lado

- Sus deseos son órdenes 

- Ríe un poco-

- Así que, Izaro también se va a Inferno

- Si

- Vendrás a visitarnos ¿hermano?

- Si claro, buena suerte, ojala y los demás demonios no sean tan duros contigo Iz

- Nadie le pondrá un dedo encima a mi Izaro


- Se sonroja-

- Entonces, ¿se casaran en el infierno? Jajaja

- Mal chiste, pero es hora de irnos, Dante, nos harías los honores


- Ah si

Dante dibujo una estrella bajo ellos, esta se prendió en fuego, y llevo a los dos enamorados a Inferno.

Fue bastante complicado adaptarse, era la única mortal que tocaba Inferno después de siglos. Después de unos años, la pareja tuvo a una pequeña, una híbrida, la cual llamaron Roxana the Demon Cat. La criaron con todo su amor, con todo lo que un padre puede ofrecerle a un hijo.